El escaparate lo compré hace ya uno o dos años, pero no tenía claro que quería hacer con él. Incluso cuando ya lo tuve claro, pasó algún tiempo hasta poder llevarlo a cabo. Una vez realizados los libros (busqué los que más le han gustado últimamente o de uno de sus autores favoritos; Paul Auster) que mostré en la entrada anterior, lo que realmente supuso una dificultad, fue encontrar un trampantojo para el fondo y que se adaptara tanto al escaparate como a la puerta. Tuve suerte y encontré una panorámica de una librería que encajaba perfectamente. Sólo faltaba añadir el cartel de "abierto-cerrado" y el de "pago con tarjetas".
