En 2007 Graciela de Vera decide recuperar la casita de muñecas con la que jugaron sus hijas Carolina y Graciela de pequeñas. Ambas cuentan ya con más de veinte años y hasta ese momento la casita había permanecido olvidada en un trastero. Se encontraba, a pesar del polvo, en un estado de conservación bastante bueno y decidimos convertirla en objeto de nuestro trabajo de restauración. Realmente iba a ser más una recuperación que una restauración pues el resultado final previsto modificaría parte de la estructura y el aspecto que inicialmente tuvo.
La casita, cuya construcción se encargó a un carpintero, se alzaba en dos plantas en las que se disponían cinco habitaciones; dos arriba y tres abajo. Además se le habían adosado dos espacios para jardines; uno pequeño junto a una de las habitaciones de la planta alta, a modo de terraza y otro en la fachada que ocupaba todo el frente de la misma. Esta fachada era movible y se encajaba en el frontal gracias a una especie de canaleta que unía la estructura con el jardín delantero. El tejado, de color rojizo y a dos aguas, era una pieza fija. Tenía ventanas tanto en la fachada como en la pared trasera, cosa que no es de extrañar si tenemos en cuenta que esta casita se concibió inicialmente no como una miniatura de escala estándar 1:12 sino como un juguete, lo que permitiría a las niñas jugar con ella desde cualquier posición. Tanto el exterior como el interior estaban pintados de blanco y las ventanas, puertas interiores y exteriores así como las barandillas de los dos jardines en verde.
Dado que la casita se iba a convertir en un elemento decorativo (además de ser una excusa para pasarlo bien durante el tiempo que durara el proceso de “restauración”) nos planteamos quitar el jardín delantero y convertirlo en una pieza independiente del resto de la casa, quizá incorporándolo a la misma mediante un mecanismo parecido a una gaveta que estuviera situada debajo de ella. Esto permitiría tanto tener el jardín guardado como reducir el espacio necesario para colocar la miniatura. Al mismo tiempo se podría abrir la casita gracias a unas bisagras que unirían la fachada al resto de la estructura.
Una vez limpia, quitados los elementos que no servían y colocadas las bisagras este era su aspecto.
que pena....habeis quitado su casita a las arañas ¿que van a hacer ahora, pobres???
ResponderEliminarEspero con ganas esa transformación.
Nos vemossssssssss dentro de poquito.
Besos
bueno espero con impaciencia la resolución de este proyecto porque creo que me daréis algunas ideas para uno que tengo en marcha.
ResponderEliminarun abrazo
Hola,
ResponderEliminarcreo que ya encontré la entrada y me vendrá muy bien puesto que es lo que tengo que hacer, resturar!! Te sigo en ambos blogs!! Muchas gracias nuevamente por guiarme!