sábado, 21 de marzo de 2009

Mansión Victoriana (II). Cocina - Despensa

La planta baja de la Mansión Victoriana la ocupan la cocina y su despensa, el hall y el comedor. En esta entrada mostraré la cocina y la despensa, y en próximas las otras dos habitaciones así como las estancias de las demás plantas.
Como en el resto de la casa, la idea inicial era reproducir los ambientes de la época victoriana. Sin embargo, me permití una serie de anacronismos en pos de una mayor riqueza en las miniaturas, aparte de algún capricho con determinadas piezas, que si bien no encajaban en esa época, no estaba dispuesta a renunciar a que tuvieran cabida en mi casita. Así aparecen en mi cocina tanto útiles de la época como envases de alimentos actuales.


Para el suelo y las paredes usé papel con motivos de azulejos. Como mobiliario una cocina de carbón (regalo de Papá Noel), un fregadero, varios estantes y una mesa de trabajo central que construí con una tabla de mesa, cuatro balaustres grandes y unos listones de madera de balsa.



Sobre ella, entre otras cosas, varias piezas de un artesano británico (los huevos rotos, el cuenco de natillas y el huevo emplatado para el desayuno) y una bandeja de fiambre también de una artesana británica. La Polly Pocket de mi hija aportó la botella de agua. El cuchillo lo encontré en el precioso pueblo de Taramundi durante un viaje a Asturias.




Sobre la cocina de hierro alemana unos calderos y un salero que se usa para colocar las paletas de madera, que una amiga me trajo de Praga.




Además de los alimentos que se disponen sobre el estante, como conservas y salsas, también se guardan en la despensa otros de mayor tamaño como cajas de leche, de frutas y hortalizas, sacos de papas "quineguas", como se llaman en mi tierra (patatas King Edward), latas, bebidas, algún trozo de queso y hasta una ristra de ajos.



La cocinera, que nos prepara el desayuno, la trajimos de Londres (The Singing Tree) en 1998.

domingo, 8 de marzo de 2009

Mansión Victoriana (I)


Cómo comenté en la entrada anterior, cuando vi la Mansión Victoriana, en el primer número de la revista MINIATURAS, decidí hacer una igual.

Mi Mansión Victoriana se construyó en 3 plantas más buhardilla y terraza con unas dimensiones de 156x34 cm y una altura de 96 cm.

Estas medidas fueron la consecuencia de pensar las habitaciones que debía tener la mansión y las medidas de cada una de ellas. En realidad quería tener todas las escenas posibles que me permitieran abarcar un mundo mayor de miniaturas. Así salieron 14 estancias: ¡Una autentica locura! Esta fue una decisión fruto de la inexperiencia; tendría que haber empezado por una casita más pequeña con la que hubiese sido más fácil ir aprendiendo de los errores en su construcción. También es verdad que al ser tan grande hubo muchos más errores, con lo cual aprendí muchas más cosas. Hoy lo habría hecho de forma diferente, aunque cuando veo mi "casita" no me arrepiento.

Trasladé todos los cálculos a papel milimetrado y cuando todas las medidas encajaron, se cortaron las distintas planchas de DM-1 (otra decisión basada en la inexperiencia. El DM es un material muy pesado y teniendo en cuenta las medidas de la "casita", esta se convirtió en un elemento muy difícil de mover, no sólo durante su montaje sino también en los traslados posteriores). En total 19 planchas o paneles: 1 trasera, 1 base, 1 frontal, 1 techo, 2 laterales, (para el exterior) más 3 suelos-techos y 10 paredes divisorias (para el interior).

Dadas sus dimensiones, tuve que electrificar y empapelar antes de montar. Para la electrificación use cintas de cobre que se pegaban sobre la madera y en líneas paralelas (una para el polo positivo y otra para el negativo). En todos los tablones se pegaron estas cintas a la misma altura, de forma que una vez ensambladas todas las piezas, las cintas "tocaran unas con otras", respetando la polaridad, a modo de circuito integrado. Cómo no sabía donde irían los puntos de luz decidí ponerlas a dos alturas distintas, a una a mitad de "pared" para posibles lámparas de pared o apliques y otras más cercanas al suelo para posibles lámparas de pie o de sobremesa. Obviamente también se pusieron en el techo. Cada planta se hizo de forma independiente. Luego se empapeló sobre ellas dejando libres las zonas de contacto.

La electrificación de la mansión fue obra de mi marido, que siempre me apoyó en este viaje. Yo soy de una generación a la que en el colegio enseñaban a los niños a montar un circuito eléctrico y a las niñas a hacer punto de cruz. En verdad mis casitas se han beneficiado de esa dualidad en la enseñanza de mi época. Todas las alfombras de mis casitas están hechas por mi.

Realicé las escaleras utilizando varios kits básicos de un sólo tramo. La parte del Hall se montó combinando dos kits con láminas de madera de balsa para el cierre del hueco de la escalera y para el descansillo. En la otra simplemente utilicé un kit básico adosado a una pared. Finalmente se colocaron balaustradas.

Por último coloqué las puertas y ventanas en los huecos que había cortado previamente tanto en la fachada como en las paredes divisorias interiores.


Ya estaba lista para empezar a darle vida.



domingo, 1 de marzo de 2009

Cómo empecé

Este blog nace con la idea de dar a conocer y compartir mi modesto trabajo.

Ya siendo adulta, cuando vi por primera vez una casita de muñecas me fascinó el hecho de que las piezas parecieran tan frágiles y al mismo tiempo tuvieran la fuerza de las piezas reales que representaban. Me gustó el mundo de las miniaturas. Sin embargo, por aquel entonces, por lo menos en mi ciudad, acceder a una casita de muñecas no era fácil.

Pasado el tiempo, me volví a tropezar con este mundo; el padre de una compañera de trabajo le estaba haciendo una casita de muñecas y ella me puso en contacto con la única tienda de miniaturas que había en Santa Cruz de Tenerife, "El Gusano Alegre" y con su dueña Conchi Acevedo. Ella me animó a construir mi propia casita. Pasé muchas horas en su tienda oyendo sus consejos, viendo sus productos y conociendo el trabajo de los distintos artesanos que ella adquiría en las ferias a las que acudía. Ahora no sólo me gustaban las miniaturas, sino que además me habían cautivado.

Ayudaron varias circunstancias a que las miniaturas formaran parte de mi vida definitivamente.

Por un lado, en mayo de 1996 nació mi segunda hija, y la baja por maternidad suponía muchas más horas en casa , por lo menos durante algunos meses. Además era una buena afición que podía compartir con mi hija mayor de 5 años ahora que necesitaba reforzar nuestra relación por la llegada de su hermana. La otra circunstancia afortunada y fundamental fue la aparición de la revista MINIATURAS en diciembre de ese mismo año. Entrar en este mundo de la mano de MINIATURAS me enganchó para siempre y de la mejor forma posible. Me sentiré satisfecha si con este blog tan sólo consigo transmitir mi gratitud por tantos y tantos buenos momentos y por qué no decirlo, y sin exagerar, de felicidad que me proporcionó la revista en aquellos meses.

Ya en su primer número, en la sección Casa Colección aparecía una Mansión Victoriana que me fascinó. Además de parecerme preciosa me resultaba impresionante; era como estar viendo fotos de una revista de decoración, ¡parecía tan real! Definitivamente, quería una casa igual que esa, o por lo menos lo más parecida posible.

Han pasado 12 años, con épocas de mayor dedicación que otras, durante los que he realizado 11 trabajos entre casas y escenas, algunos inacabados y otros que nunca acabarán, porque como en una casa real siempre encuentras algo que mejorar. Doce años en los que he hecho mis pinitos en la realización de mis propias miniaturas, como muebles, alfombras, cuadros, espejos... Años en los que en cualquier viaje buscaba trabajos de artesanos locales o encontraba piezas para mis casitas y en los que he acudido a varias ferias. Años, en definitiva, en los que he disfrutado muchísimo con las miniaturas.


Esto es lo que quiero compartir con ustedes.
PD: Aprovecho esta entrada para agradecer a Eulalia su formidable ayuda, así como a Jose y a mis hijas que han hecho posible que este blog vea publicada su primera entrada.